Ascensión a Posets

Ascensión a Posets.  30 de Septiembre de 2006.  3.378 m

Salimos de Benasque a las 5 de la mañana con nuestros guías Agustín e Iván, todos preocupados por la predicción del tiempo, que no es buena. Ya sabemos de antemano que el Posets o Llardana suele hacerse más duro que el Aneto porque la climatología habitualmente es peor y más cambiante en esa zona. Imprimimos un buen ritmo en la dura subida nocturna hasta el Refugio del Ángel Orús. Mucho frío al llegar allí, tras hora y media, y casi preferimos no parar. Seguimos adelante, y cuando amanece parece que la mañana va a ser favorable para nosotros, pero al cabo de una hora empieza a llover. Nos enfundamos en capas e impermeables y seguimos avanzando penosamente, aunque todavía convencidos de que podemos conseguirlo.


Llegamos a unos 3.100 metros ya inmersos en una espesa niebla, y allí la ventisca es tremenda: viento muy fuerte de lado, granizo fino que golpea la cara como agujas, mucha lluvia……. Agustín nos convence para dar la vuelta, hay que tener precaución, y así hacemos, salvo Pedro y Carlos, que siguen adelante con Iván. Sin embargo, Pedro, que torpemente olvidó su impermeable en Zaragoza y no lleva ni gorro, debe darse la vuelta algo más arriba. Carlos soporta todo el vendaval, y llega a la cima !!

 


Bajamos todo lo rápido que podemos, casi sin ver el camino, de tal modo que incluso nuestro guía se pierde y tenemos que volver a subir un trozo hasta retomar las marcas. Cerca del Refugio, nos alcanza Carlos, con la foto de la cima en el móvil.


Hacemos un alto en el Ángel Orús para comer algo y recuperar fuerzas, pero lo único que conseguimos es quedarnos helados, pues no sólo la ropa que llevamos puesta, sino también la de la mochila, está empapada.

 


Agotados, empapados, congelados, asaltamos el último tramo de bajada, que Miguel Ángel seguro que nunca olvidará. Al llegar a la cascada en la Respigantosa la lluvia se calma.

 

 


Al menos en la vuelta a casa paramos en Biel y nos damos un buen tratamiento gastronómico para calmar el espíritu resentido por la mala suerte.

 

Ascensión a Posets. 29 de Julio 2007.

 Después de haberlo intentado una 2ª ocasión la semana previa sin poder pasar del Refugio debido al mal tiempo,

 

 


atacamos una vez más esta escondida cima, y esta vez tenemos suerte!! El tiempo nos acompaña, aunque la paliza es mayor al viajar en el día desde Zaragoza. La hora y media hasta el Ángel Orús la hacemos despacio pero alegres, al comprobar que el día amanece despejado. Disfrutamos enormemente de la ascensión y de los paisajes que hoy contemplamos por primera vez, especialmente el precioso diente de Llardana, oculto las veces anteriores. Debemos subir 2 empinados neveros con cuidado hasta allí, donde la vista nos impulsa a subir el tramo que falta.

 

 


Nos parece mentira haber llegado tan lejos la 1ª vez, y duele ver lo cerca que estábamos de la cima. Resulta duro, agotador, pero en la cima tenemos la sensación más eufórica de todas hasta la fecha. La vista es inigualable, y el buen tiempo nos permite almorzar allí, hasta que comenzamos el descenso, que realizamos rápido, sin incidentes. En 5 horas con ritmo lento pero constante hemos coronado, quién nos lo iba a decir. Con toda seguridad es el pico que más nos ha hecho sufrir, pero también el que ha hecho que valga la pena.

 

 

Ascensión a Posets. 22 de Octubre de 2011.

Volvemos a Posets una vez más para que los nuevos talentos incoprorados en la línea 2 demuestren de qué acero están forjados. La obligada foto en la Respigantosa augura un magnífico día para subir esta aventurera cima, parece que no habrá que sufrir más de lo necesario para hacer cima.


De modo que disfrutando de las vistas, como la del Diente,


seguimos chino chano hacia arriba sin mayores dificultades hasta hacer cima


desde donde disfrutamos de una magnífica vista, y, por supuesto, del bocata.

 

Ascensión a Posets. Siglo pasado.

Sirva la imagen a continuación como homenaje a aquellos montañeros que en el siglo pasado conseguían alcanzar estas cimas con tan precarios medios; nosotros hemos seguido sus pasos y sabemos lo duro que se hace subir un 3000 sin equipamiento de montaña.

 

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