2015 – Un nuevo comienzo
Por fin dejamos atrás los fríos invernales, que paralizan con sus temperaturas, a menudo bajo cero en estas latitudes, toda posibilidad vegetativa. Llegan por fin los primeros calores y lluvias primaverales que sacan lo mejor de los árboles
En el pequeño almendro que planté el año pasado, las flores ya se han convertido en fruto
La Paulonia empieza un nuevo ciclo vegetativo, que en este segundo año debería ser espectacular
E incluso aquellas pobres plantitas de fresa que han superado condiciones tan duras, quieren mostrarse agradecidas
Por mi parte preparo un trozo de tierra con abono, Humita y abundantes pasos de rotavator hasta dejarla bien mullida
Y monto un bancal de un metro de ancho y cincuenta de largo sobre el que coloco dos líneas de riego por goteo y un plástico negro. Acto seguido pongo pimientos, tomates, alubias, acelgas, borrajas, cardos, pepinos, calabacines, melones y calabazas, a falta tan sólo de los tutores.
Y en cuanto a los olivos, engancho el cultivador al tractor y a pasear entre las filas para que este año, a base de eliminar las malas hierbas y fertirrigar con urea y fosfato monopotásico, den el tirón que necesitan.
Vuelvo el sábado 29 y me encuentro los manzanos llenos de flores, y en varios árboles, las flores se han convertido en frutos; albaricoques, melocotones, nectarinas, cerezos…Pero también hay problemas incipientes: abolladura en casi todos los nectarinos, y algunas pequeñas orugas empiezan a hacer de las suyas en las hojas de casi todos los árboles. Así que, evitando pesticidas químicos, preparo la primera mochila del año con neem y bacillus thuringiensis, y pulverizo sobre todos los árboles.
A continuación preparo mi primera empalizada para los tomates.
Y aunque siempre quedan miles de cosas que hacer, esto está tan majo
que me relajo en mi nueva tumbona echando una buena siesta. Lo más cerca que se puede estar de la felicidad.