Ajos, fresas y tomate azul
Vuelvo más ancho hoy del huerto que un niño con un diploma. Las buenas temperaturas de este final de octubre han propiciado un final de temporada hortícola inesperado, y los que no habíamos quitado el huerto de verano, hemos podido ver cómo volvían las flores al mismo, y se convertían nuevamente en frutos.
Hay ya tantos tomates en casa que María José se ha liado a embotar
Incluso algo que este año ya había dado por imposible, el intento de hacer fructificar unas pocas semillas de tomate azul, ha resultado sorprenderme en este último tirón y nada menos que en octubre ha dado flores y varios pequeños tomates cherry azules que no sé si conseguirán madurar, pero que me han hecho sonreír.
Día que pasa de enero, ajo que pierde el ajero, así que con la paciencia que me caracteriza, me adelanto y los siembro en este primer menguante de octubre. Los he plantado demasiado juntos (10×20), así que la idea que llevo es, si salen adelante, retirar la mitad alterna de ellos como ajos tiernos, y dejar que el resto crezcan formando cabezas. A ver si hay suerte y todo acompaña.
También pongo nueve plantas de fresa, unos estolones que Sergio Martínez ha arrancado de las suyas, y que me dice son particularmente dulces. Las pongo, siguiendo sus expertas indicaciones, en una zona del campo próxima a los pinos, pues parece ser que la acidificación que genera en la tierra la aguja de pino ayuda a prosperar a las fresas.