Recolectando
Qué agradecida la tierra. Plantamos, sembramos, dejamos todo abandonado en mayo – junio durante seis semanas, sin cuidados, sin riego alguno, y en julio y agosto recogemos acelgas blancas y rojas, calabacines, cebollas, pepinos, alubias blancas, pimientos y madurando algunos tomates, calabazas y melones. Hemos aprendido como siempre a base de errores algunas cosas de base: las acelgas no se arrancan, se van cortando hojas y se recoge todo el verano sin sembrar más. Las cebollas se dejan a ras de tierra, no se entierran hasta Nueva Zelanda, o conseguirás concentrado de cebolla (cebollinos?). Y así tantas otras experiencias. Me gusta esto del huerto, el placer de lo efímero: es rápido como yo mismo me siento: siembras, produce, recoges, y en tres meses todo ha terminado, cambiamos de tercio. Ahora que se acerca el otoño y se acaban las solanáceas y cucurbitáceas, vamos de cabeza a por las crucíferas, estamos lanzados: coles, coliflores, Romanescos, Bruselas, Achicorias, así como cardos, borrajas…otra vez en marcha.